Aunque el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo Montaño, destacó recientemente el respaldo de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo para destrabar el conflicto minero de Cananea, en el entorno de Palacio Nacional se ha profundizado el malestar hacia el mandatario estatal, a quien se observa con creciente desconfianza por su activismo político y mediático.
El pasado 22 de diciembre, Durazo encabezó un encuentro con ex trabajadores de la sección 65 del sindicato minero, donde subrayó la intervención de la presidenta para poner fin a una huelga de más de 18 años y garantizar la liquidación de más de 650 mineros. Sin embargo, fuentes federales señalan que ese reconocimiento no fue bien recibido en el círculo cercano de Sheinbaum, donde se percibe que el gobernador busca capitalizar políticamente el episodio.
De acuerdo con versiones internas, la relación entre ambos arrastra tensiones desde 2023, cuando durante una sesión del Consejo Nacional de Morena se filtraron videos en los que Sheinbaum reclamó directamente a Durazo por el manejo de información interna del partido, en medio de las protestas por “piso parejo” impulsadas por el equipo de Marcelo Ebrard. Tras ese episodio, el partido abrió una investigación por el uso indebido de información con fines mediáticos.
El malestar se reavivó en noviembre de 2025, cuando comenzaron a circular versiones que colocaban a Durazo como posible relevo en la Secretaría de Gobernación. Aunque el gobernador negó cualquier intención, en Palacio Nacional se interpretó la difusión de esos rumores como un intento más de posicionamiento político sin respaldo institucional.
A este contexto se suman los señalamientos por diversos escándalos que han rodeado a su administración, entre ellos el caso del Libramiento de Nogales, donde investigaciones periodísticas documentaron presuntas irregularidades en la cesión de una concesión carretera sin licitación, así como cuestionamientos por la relación de funcionarios estatales y familiares del gobernador con empresas beneficiadas por incentivos fiscales.
Analistas y actores políticos coinciden en que, pese a su interés por mantener proyección nacional, Alfonso Durazo ya no es considerado parte del núcleo estratégico del nuevo gobierno federal. En Palacio Nacional, advierten, prevalece la idea de que su operación se ha movido más al terreno mediático que al institucional, lo que ha terminado por erosionar la confianza política hacia su figura.















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