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Un certamen bajo fuego: las polémicas que sacudieron a Miss Universo en Tailandia

A un día de coronar a la nueva Miss Universo, la edición celebrada en Tailandia llega a su final marcada más por las controversias que por las pasarelas. Durante veinte días, las 120 aspirantes convivieron con un ambiente enrarecido por choques entre organizaciones, señalamientos de ilegalidades, tensiones diplomáticas y renuncias dentro del jurado, un cúmulo de disputas que opacó el desarrollo normal del certamen más famoso del planeta.

Desde su llegada a Bangkok, a finales de octubre, la convivencia entre la Organización Miss Universo (MUO) y Miss Grand International (MGI), encabezada por el empresario tailandés Nawat Itsaragrisil, marcó el tono de una edición que transitó del glamour a la confrontación. El primer estallido ocurrió el 3 de noviembre, cuando la MUO difundió un comunicado denunciando que MGI promocionaba una “cena especial” con Nawat a la que supuestamente asistirían solo diez concursantes seleccionadas por votación de los fans. Miss Universo advirtió que la actividad no estaba autorizada, que los votos no modificarían ningún resultado oficial y que se reservaba el derecho a emprender acciones legales. En contraste, Nawat aseguró que la cena formaba parte de un acuerdo previo y que la MUO estaba incumpliendo.

La tensión escaló días después con un señalamiento más grave. Nawat acusó públicamente a Miss Universo de asociarse con un patrocinador vinculado a casinos en línea, actividad ilegal en Tailandia. Según su versión, la MUO colocó carteles del patrocinador en el hotel de concentración sin informar a los organizadores locales, lo que habría motivado una visita policial en busca de responsables. Frente a las cámaras, un trabajador del certamen habría sido trasladado a una comisaría, aunque no se conocen detalles oficiales posteriores. Raúl Rocha, presidente de Miss Universo y empresario mexicano, respondió anunciando nuevamente acciones legales y denunciando lo que calificó como “actos malintencionados” del presidente de MGI.

Mientras el ambiente se encendía, un incidente transmitido en vivo terminó por viralizar la crisis. Durante un evento público, Nawat mandó callar a la representante de México, Fátima Bosch, un gesto que provocó rechazo inmediato en redes y críticas de figuras internacionales. ONU Mujeres y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se pronunciaron en defensa de la concursante. Bosch exigió respeto en el momento, y aunque Nawat negó haberla insultado pese a las imágenes, terminó ofreciendo disculpas públicas —incluyendo una conferencia de prensa llena de dramatismo y lágrimas— para intentar contener el daño.

A las polémicas externas se sumaron fracturas internas. Dos miembros del jurado renunciaron a pocos días de la coronación. El compositor franco-libanés Omar Harfouch afirmó que emprendería acciones legales contra la MUO, acusándola de fraude, abuso de poder, engaño, corrupción y daño reputacional. Señaló que esta semana se habría realizado una “votación secreta” para seleccionar a 30 semifinalistas sin participación del panel oficial, delegando esa decisión —según su versión— en personas ajenas al comité. La MUO rechazó las acusaciones y explicó que ningún grupo externo eligió a las finalistas, sino que un panel independiente evaluó proyectos sociales de las concursantes, proceso que no influye en los resultados de la competencia principal.

En paralelo, el exfutbolista francés Claude Makélélé, anunciado originalmente como juez, informó escuetamente que ya no asistirá a Miss Universo 2025, sin detallar motivos. Mientras tanto, la organización divulgó fotos de nuevos jueces, mientras Harfouch advertía que cualquier jurado que permaneciera podría verse implicado en un “fraude a escala mundial”.

Entre acusaciones cruzadas, amenazas legales y gestos mediáticos, esta edición de Miss Universo ha quedado marcada por un nivel de conflicto pocas veces visto. Aunque mañana una nueva reina será coronada en Bangkok, la sombra de estas polémicas seguirá proyectándose sobre un certamen que enfrenta el desafío de recuperar credibilidad y cohesión interna tras un mes de turbulencias.

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